Hay que dejarse llevar por el silencio primero, y por el sonido de las herraduras contra las piedras después.
La cadencia del trote suave, las indicaciones en voz baja de los guías. El concierto lo hacen el viento y los pajonales.
Subirse al caballo y animarse a una aventura por los cerros es una experiencia imprescindible en Tafí del Valle y explica por qué son tantos los enamorados de este pedazo de mundo.
A muy pocos minutos sobre el lomo del animal ya se ven paisajes que dejan sin aliento.
Se puede alquilar para un recorrido en solitario, pero es recomendable sumarse a alguna cabalgata de prestadores como El Puesto, de Jerónimo Critto, que salen en grupo todos los días y que permiten recorrer lugares que, si no se conocen, son un riesgo.